"¿Por dónde empiezo...?" es, quizá, la frase más repetida en la cabeza del autor que inicia la escritura de un nuevo libro. En mi caso, al no ser un escritor profesional, todo se complicó más de la cuenta. Normalmente, un escritor profesional que reciba una retribución por sus publicaciones, puede dedicar los meses iniciales del proyecto a la investigación y documentación. Si, además, ya es un autor consolidado, puede plantearse realizar viajes a los lugares en los que desea ambientar la acción de su obra. Por ejemplo, Arturo Pérez-Reverte visitó Marsella, Buenos Aires, Roma, Venecia y Sorrento para tomar notas y plasmarlas luego en sus dos últimas novelas: "El Puente de los Asesinos" y "El Tango de la Guardia Vieja".
Mi caso fue algo distinto, aunque con ciertas coincidencias. Aunque Avilés lo conozco bien, no fueron pocos los paseos solitarios por sus calles que me sirvieron a la hora de ambientar y dotar de profundidad a la novela. Por ejemplo, si uno desea escribir una escena en la que los protagonistas caminan de noche por el viejo pasadizo del Alcázar, no está de más recorrerlo por ti mismo, aunque hoy se llame calle de los Alas, a la misma hora y con la misma luz (o ausencia de ésta) de la que deseas hablar en la novela. Por contra, si ambientas la plaza mayor (hoy plaza de España) bulliciosa un día de mercado, lo mejor es recorrerla en una hora punta, cerrar los ojos, ver cómo incide la luz en tal o cual esquina o edificio. Si alguien grita al otro lado de la plaza, ¿cómo se oye su voz? ¿El sonido llega nítido? ¿Se pierde en un ligero eco entre edificios? Todo cuenta. Aunque uno crea conocer bien su propia ciudad, ésta siempre termina sorprendiéndote...
Madrid y Móstoles los tenía más cerca, por lo que tomar notas sobre ellas fue algo más sencillo, si bien Madrid, siendo una urbe tan enorme, requirió más esfuerzo.
Sin duda, el plato estrella fue Bailén. Viajar allí fue un placer, y sobre todo contactar con la persona que más me ha ayudado a la hora de recabar información para "La Vieja Bancera": Juan Soriano Izquierdo. Dicen los sabios que, para progresar en la vida, deberías rodearte de personas que sepan más que tú. Y Juan Soriano de Bailén sabía un rato largo. Visitar con él los lugares de la batalla, imaginármelos, anotar la luz, los colores del paisaje, el ancho de las calles, las ruinas de la noria de la huerta del sordo, los recodos que anteceden al puente donde los franceses abandonan sus carros de munición al escuchar el fragor de la batalla... Todo me sirvió de gran ayuda. De hecho, fue fundamental.
Sin embargo, siempre hay lugares que no podrás visitar. Nunca podré hacer el mismo viaje que Alonso y Tomás, camino de Madrid desde Avilés en 1808. Las rutas cambian, el paisaje, las posadas... Ante ello, es clave leer lo que hicieron otros por aquel tiempo: los cronistas de viaje, muchos de ellos extranjeros (ingleses la mayoría) que anotaban y posteriormente publicaban sus impresiones etnográficas de sus viajes. Así, el trayecto que el maestro Alonso y Tomás el mulero recorren hasta Madrid en abril de 1808, es tal cual lo era por entonces. Realmente, cuando logras obtener esa información, sientes una gran satisfacción que te anima a seguir escribiendo...
...seguir escribiendo... ¿el qué? ¿Cómo? ¿Planificación? ¿Esquemas?
Eso, para el siguiente artículo.
Les dejo con un nuevo tema de la banda sonora de "La Vieja Bandera". En esta ocasión, su "Obertura"... Deseamos sea de su agrado.